En los 50 fue la Productividad, en los 60 el Marketing, en los 70 la Financiación, en los 80 la Tecnología, en los 90 la Competitividad y a partir del 2000, la Mundialización, la Innovación Tecnológica y el Desarrollo Sostenible.
Este marco de actuación no es, en la mayor parte de los casos, un fenómeno casual o espontáneo, sino la consecuencia necesaria de una estrategia integrada por: El conocimiento, la comunicación y la formación como base esencial que permita la optimización del uso de los recursos humanos. La tecnología y la innovación con la aplicación de las capacidades reales y potenciales de la tecnología disponible, los métodos de acceso a nuevas tecnologías, la creación de nuevas empresas innovadoras y la aplicación de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. La financiación que contemple el análisis y evaluación de proyectos, la búsqueda de fuentes de financiación y ayudas públicas. La estrategia como concepto único orientador de las acciones de consolidación y desarrollo, base de la viabilidad y continuidad cara al futuro. La logística, que requiere la formulación de una estrategia de comercialización, compras y colaboración empresarial indispensables para competir en un mercado global. La calidad, seguridad y respeto al medioambiente como condición básica indispensable para poder tener la oportunidad de competir en un mercado global.
En este marco, que afecta primordialmente a la empresa industrial, aparecen implicadas las instituciones públicas como favorecedoras del proceso, las instituciones financieras como proveedoras de recursos y los laboratorios públicos, privados o universidades como suministradores de activos tecnológicos e innovación.
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